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Pequeña historia del Camino (Tercera parte)

En 1967 se estrena la Semana de Música Antigua, en colaboración con la Institución Príncipe de Viana, que suma ya más de cincuenta ediciones en su tarea continuada de configurar en la ciudad de Estella una manifestación de la más alta cultura musical y aproximar al gran público una programación de suma calidad.


Estas dos iniciativas explican el nombre de Centro de Estudios Jacobeos que acompaña a la asociación desde su nacimiento, amén de muchas otras como la asistencia a numerosos congresos y la colaboración en el espíritu asociativo en la ruta compostelana. Su actividad y la cantidad y calidad de sus iniciativas es sorprendente. Si el éxito de una empresa se ha de medir por la proporción entre la magnitud de sus logros y la modestia de los medios con los que se aborda, se puede decir sin recato que los resultados alcanzados por Los Amigos del Camino de Santiago de Estella alcanzan una dimensión colosal.


El propio Beruete refería cómo siendo un niño, durante un paseo junto a su padre en los años veinte del siglo pasado, contempló la figura de un peregrino que regresaba a pie desde Compostela. La impresión de dicho encuentro y la hermosa historia con la que su padre le abrió los ojos hacia la tradición peregrina despertaron su imaginación y fecundaron un deseo que se arraigó al observar el paso por Estella de los escasos y desvalidos jacobípetas. La lectura de Las Peregrinaciones a Santiago de Compostela, de Vázquez de Parga, Lacarra y Uría, fue el detonante definitivo que le empujó a proponer la creación de Los Amigos. En el proceso de su nacimiento y desarrollo, el liderazgo de Paco y su buen conocimiento de los laberintos administrativos contaron con la colaboración del grupo fundacional, compuesto por doce apóstoles de lo jacobeo, entre los que en mi opinión merece destacarse la finura intelectual de Pedro Mª Gutiérrez Eraso, la animosa jovialidad de Cirilo Zunzarren o la sólida erudición de Jesús Arraiza.


Como artífice principal de este renacimiento, no era raro que a Paco le apodaran amigos y conciudadanos, con bromista afabilidad, “inventor” del Camino. Huelga decir que a lo largo del tiempo los Amigos del Camino de Estella han sido distinguidos con numerosos y merecidos reconocimientos privados y públicos, personales e institucionales.

En el año 1963 dos entusiastas estelleses, Antonio Roa y Jaime Eguaras, acompañados del sacerdote artajonés José María Jimeno Jurío -agente esencial en el grupo tanto por su condición de estudioso como la de clérigo, circunstancia que abre puertas y ayuda a resolver dificultades- peregrinan al modo medieval, con un carro tirado por una mula, suceso seguido con interés por los medios de comunicación, y del que se derivan estudios, trazados, planos e informes de utilidad.


También en 1963 se produce la “Cabalgada de Compostela”, que será glosada por uno de sus participantes, el marqués René de La Coste- Messeliere, director del Centro Europeo de Estudios Compostelanos y responsable de los Archivos Nacionales de París entre 1952 y 1986, en la II Semana de Estudios Medievales (17-25 de julio de 1964) en su ponencia: A cheval sur le Chemin de Compostelle: impresiones de la cabalgada 1963 a Compostela.


1963. Se celebra la Fête de l’amitié navarraise en Saint-Jean-Pied-de Port. “Navarra reencontró a su sexta Merindad”, “Doscientos testimonios de la Ruta Jacobea”, tituló la prensa de entonces la descripción de los actos.


1964. Se aprueba el Hermanamiento/ Jumelage entre la localidad navarra de Estella y la bajonavarra de Saint-Jean-Pied-de-Port (30 de marzo en St-Jean y 24 de mayo en Estella), suceso que no es ajeno al nacimiento dos años antes de las respectivas asociaciones de Amigos y Amis, y que se produce bajo la égida de los Amigos de Estella.


Las primeras acciones de señalización del Camino Francés que Los Amigos de Estella han acordado con Les Amis de la Vieille Navarre, coinciden en el tiempo con el inicio de recogida de datos y balizaje que el estudioso Narciso Peinado lleva a cabo en la provincia de Lugo a lo largo de los años 1963 y 64, y que se extienden en menor medida a la provincia de la Coruña y a parte de la provincia de León. Peinado informa de sus trabajos a Los Amigos de Estella, único referente en su momento de actividad y dedicación al Camino, quienes los van a divulgar en varios números (Nº 4, 5, 7, 8, 9, 10 y 14) de su revista Ruta Jacobea.


El Año Santo de 1965 supone un hito importante para Compostela que acoge multitud de peregrinos y recibe una notable atención de los medios de comunicación. Durante este año, la O.J.E. (Organización Juvenil Española) organiza una marcha. Jóvenes de todos los lugares de España comienzan la andadura desde Roncesvalles y desde el Somport, y tras reunirse en Puente la Reina caminan hasta Compostela a donde llegan 3.000 peregrinos con el uniforme de la organización.


También en 1965 se estrena en la villa navarra de Obanos el Misterio de San Guillén y Santa Felicia, representación teatral de gran formato, concebido al modo de los autos sacramentales y basado en una leyenda medieval que se inspira en la intensa relación mantenida a través de generaciones entre la casa ducal de Aquitania y el Camino de Santiago. Concebido por el sacerdote Santos Beguiristáin, y conocido popularmente como Misterio de Obanos, se escenifica al aire libre con la participación de la población local -entre 300 y 500 figurantes- y algunos actores profesionales o amateurs, lo que le da gran vistosidad y colorido. Declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2001, sigue representándose con intermitencia hasta hoy.


Y el mismo año se edita Itinerario jacobeo del Infante don Carlos de Navarra (1381-1382) de José María Jimeno Jurío. Por otro lado, se rehabilita el santuario de Santa María la Real y se crea el Museo Etnográfico de O Cebreiro, por iniciativa de Elías Valiña Sampedro. También impulsada por él, se pone en marcha la hospedería San Giraldo de Aurillac, que gestionará su sobrina Pilar.


El interés por lo carolingio y lo jacobeo no cesa, aparece Cancionero de los peregrinos de Santiago (1967), de Pedro Echevarría Bravo. En 1971 se edita Rutas Jacobeas - Historia, Arte, Caminos, por encargo de Los Amigos de Estella al socio de la asociación Eusebio Goicoechea Arrondo; publicación inspiradora de tantas obras posteriores y que, junto a su notable interés de indagación y síntesis divulgativa, aporta la primera meticulosa cartografía del Camino Francés en España, y que se seguirá de la Obra Audiovisual del Camino de Santiago (1972) y el laborioso estudio de recopilación musical Cánticos de Peregrinos de Europa a Santiago (1993), que queda inacabado e inédito, del mismo autor. También en 1971 aparece El camino de Santiago. Estudio histórico-jurídico, de Elías Valiña Sampedro, y Le Pélérinage à Compostelle en Belgique et dans le Nord de la France, de André George. Y en 1972 Préhistoire et protohistorie du Roland d’Oxford, de Paul Aebischer.

En 1976, El Camino de Santiago en tierras de León, de Antonio Vinayo.


El 15 de agosto de 1978 se conmemora en Roncesvalles el XII Centenario de la Batalla y se inaugura el VIII Congreso de la Société Internationale Rencesvals, que discurre de forma itinerante entre 14 y 24 de agosto por Roncesvalles, Pamplona, Burgos, León y Santiago, en el que participan de forma destacada Los Amigos del Camino de Estella y que clausura el rey Juan Carlos. Y es que, como queda dicho, Roncesvalles siempre está presente, acaso por el singular significado que representa en el ideario mítico y literario de los europeos, ya que conjuga de manera perfecta el Camino de Santiago y la figura de Carlomagno y su idealizada Cruzada de España.


En 1965 peregrina por primera vez, desde Roncesvalles a Compostela, Andrés Muñoz Garde, a lo largo de un itinerario entonces sin señalización, sin albergues, y escaso en servicios. Repetirá en nuevas ocasiones. Tras su regreso de la peregrinación realizada con su hermano Juan Ignacio en 1971, ha tomado conciencia de dos graves deficiencias que sufre el Camino Francés: en primer lugar, la ausencia de señalización; en segundo, y no menos importante, el hecho de que el trayecto de la Ruta no se adecúa en absoluto al hecho peregrinatorio. En efecto, el Camino discurre a lo largo de la carretera, que a su vez sigue el itinerario de las viejas trochas medievales, trazadas ellas también sobre el recorrido de las antiguas calzadas romanas. Así se ha hecho la historia del Camino y de los caminos en la vieja Europa. Pero la densidad del tráfico rodado en los años setenta del siglo pasado ya no es comparable a la de los tiempos pretéritos, y constituye un peligro evidente para los caminantes hacia Santiago, entre los que pronto empezarán a contarse víctimas mortales.


Andrés comienza la tarea de buscar formas de evitar el riesgo del tráfico y, explorar los aledaños de las carreteras para, en la medida de lo posible, afrontar la idea de un nuevo diseño, una cartografía más acompasada a quienes recorren la Ruta a pie. Hasta entonces la única cartografía existente era la realizada por los Amigos de Estella y de la Vieille Navarre de Saint- Jean- Pied-de-Port, hacia 1965, y la publicada en 1971, del total del trazado, por Eusebio Goicoechea, en edición de los Amigos de Estella. En 1974, Andrés comienza sus primeras pintadas con pintura amarilla entre Zubiri y Larrasoaña.


Durante los años siguientes, se dedica a buscar alternativas a las vías rodadas a través de veredas que discurran por la misma ruta histórica, recuperando tramos de antiguas calzadas o viejos caminos históricos o, cuando esto no sea posible, derivar el itinerario por cañadas, pistas rurales o caminos de concentración parcelaria inmediatos a las carreteras que permitan trazar variantes sin peligro. Utiliza pintura amarilla, en principio adquirida por él, y más tarde cedida por Iberduero. Con esta tarea ya muy avanzada comienza la colaboración con dos personalidades también destacadas: el canónigo de Roncesvalles, Javier Navarro, buen conocedor tanto de la historia y los mitos carolingios como de la peregrinación, y muy interesado en la señalización en su zona de influencia; y Elías Valiña, párroco del Cebreiro, comprometido en el balizaje del área gallega de peregrinación, con quienes mantiene frecuentes conversaciones alrededor de la mejora del trazado y la fórmula más adecuada de señalización del mismo.






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