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El Camino de Santiago en bicicleta

Al igual que los peregrinos, que realizan el Camino de Santiago a pie, los “bicigrinos” deben de observar algunas medidas que son necesarias para llegar con todas las garantías de éxito a la meta Compostelana.

Como primera consideración, debemos indicar que el realizar la peregrinación en bicicleta conlleva el tener en cuenta los tres elementos en los que se ha de procurar un especial cuidado: el “bicigrino” (ciclista), la bicicleta y el equipaje. Para ello vamos a ofrecer unas básicas recomendaciones que se deberían de tener en cuenta, antes y durante el desarrollo de las distintas etapas.

Es muy importante no plantearse el Camino de Santiago como una competición, “ir a hacer marca” no es una opción. Hay que saber disfrutar del paisaje, del arte y patrimonio, de la compañía de otros peregrinos con los que te irás encontrando, de la gente amable de sus pueblos, del ambiente que encontrarás en los albergues, … si vas a hacer un récord te perderás todas estas experiencias y una maravillosa oportunidad de enriquecerte personal y culturalmente.


1º.- El “bicigrino” (ciclista):


Es imprescindible el realizar un amplio periodo de preparación, adaptándose al equipamiento y a la bicicleta. Nunca estrenar prendas nuevas cuando inicies tu Camino, utiliza las que previamente has usado.

La forma física es muy importante y no debes subirte a la bicicleta si antes no has realizado un largo periodo de entrenamiento. Hay que conseguir un buen tono muscular y tener en cuenta que la lluvia, el viento, el calor y las inclemencias meteorológicas te van a poner a prueba.

El Camino no es siempre llano, hay que saber dosificar el esfuerzo y marcarse pequeñas etapas que te permitan disfrutar de la belleza de este histórico itinerario. Haz paradas para compartir tu tiempo con otros peregrinos y con los vecinos de los pueblos, sus experiencias y la vivencia que a ellos les aporta, seguro que también te enriquecerá.

Lleva contigo un botiquín con productos básicos para pequeñas curas, ten presente que pasarás por algunos núcleos urbanos en los que no habrá atención médica ni oficina de Farmacia. Si tienes prescrita alguna medicación, asegúrate de que llevas suficiente para las dosis que te hayan dispensado.


Las lesiones producidas en los músculos isquiotibiales son muy frecuentes debido al esfuerzo producido por el constante pedaleo, también hay que prever las dolencias dorsolumbares condicionadas por la postura funcional que se adopta sobre la bicicleta. Debido a la presión constante de las manos sobre el manillar, en algunas ocasiones puede aparecer hormigueo (parestesia) en los dedos y la mano. Es conveniente realizar paradas técnicas cuando se presenten estos u otros signos de alarma.

Por supuesto, ten mucho esmero con tu seguridad, la protección craneal, de las articulaciones y de la piel es muy importante. Unas buenas gafas con filtro ultravioleta para evitar lesiones oculares son indispensables.


2º.- La bicicleta:


Que decir tiene que la “máquina” debe de estar en perfecto estado de revista, realizar una revisión integral antes de salir y asegurarse de que su funcionamiento es óptimo.

Aquí sí que vas a tener en cuenta que solamente en las ciudades grandes vas a encontrar talleres de reparación, por lo que dependerá exclusivamente de ti el asumir las contingencias que a lo largo de las distintas etapas puedan aparecer.

Recomendamos llevar un buen kit con los elementos más usuales para la reparación o sustitución. Un mal estado de la bicicleta o una avería no prevista, pueden causar la prematura cancelación de tu viaje, por eso es tan importante el adelantarte a cualquier incidencia que pueda acontecer y llevar el material apropiado para solucionarlo.



Los elementos de aviso (timbres, bocinas, …) son muy molestos para los peregrinos de a pie. Por favor evita, en la medida de lo posible, hacer uso de estos. Aminora la velocidad cuando vayas a adelantar a algún peregrino y advierte de tu paso verbalmente, no les adelantes como si estuvieras en un circuito de carreras. Respeta siempre al peregrino de a pie.

Planifica el retorno de la bicicleta, utilizando las empresas, particulares o públicas, que existen. Para tu comodidad -y evitar problemas de última hora-, reserva con antelación el servicio de paquetería y transporte que vas a utilizar para enviarla a tu domicilio. Muchos de los problemas de los ciclistas se originan al no haber previsto esto.


3º.- El equipaje.


Al igual que el peregrino de a pie, el equipaje juega un papel muy importante, siendo en la bicicleta un valor de máxima seguridad.

Es conveniente el repartir los bultos de forma homogénea para mantener distribuido el peso de forma que no se altere el equilibrio del ciclista. Recomendamos para ellos el contar con dos alforjas sobre la rueda trasera y un pequeño maletín sobre el manillar para llevar los productos más utilizados a lo largo de la etapa.

Existen también otros modelos portaequipajes como los remolques que, si bien pueden tener una mayor autonomía en terrenos llanos, pueden presentar una mayor dificultad cuando se han de superar planos más inclinados, que obligan a realizar un esfuerzo considerable. Pero en este aspecto, respetamos las preferencias de los bicigrinos, a la hora de escoger uno u otro elemento.

Recomendamos llevar una o dos mudas, dado que en la mayoría de los albergues y alojamientos existe la posibilidad de lavar la ropa. Unas chanclas cómodas para la ducha y para descansar los pies al final de la etapa. Chubasquero y prenda de abrigo porque el tiempo puede cambiar de un momento a otro, sea la estación que sea. Protección solar para evitar quemaduras. Existen también unos pequeños protectores para evitar las rozaduras y queloides que se producen por la continua repetición de los mismos movimientos.



Evita dejar el equipaje sobre el suelo y sobre todo no colocarlo sobre la cama, hay veces que parásitos hemípteros y ácaros quedan adheridos a los mismos, trasladándose después a los colchones y originando plagas que obligan a cerrar los alojamientos y a dar una mala imagen de estas instalaciones.

En definitiva, hay que apelar a la responsabilidad y sensatez a la hora de preparar el equipaje, evitando cargar elementos que no tengan una razonable utilidad y siendo conscientes de que al final “todo pesa” y ocupa espacio. Por ello, hay que ceñirse a trasladar lo estrictamente imprescindible.

Sobre todo, hay que preparar el Camino de Santiago, sabiendo que vas a vivir una experiencia “inolvidable”, que seguramente querrás repetir y compartir con tus amigos y allegados. El Camino de Santiago es una vía de peregrinación, no olvides este aspecto puesto que muchos vamos a él para encontrarnos con nosotros mismos, meditar y reflexionar sobre vivencias personales, hay que “respetar” este sentido de espiritualidad que le diferencia de cualquier otro camino turístico y que le da el “valor añadido” a este histórico itinerario, reconocido por la UNESCO como “Patrimonio de la Humanidad” y por el Consejo de Europa, como “Primer Itinerario Cultural Europeo”.

¡¡Disfruta de tu Camino!!


¡Ultreia!

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